La retirada de las tropas de Afganistán y la toma de Kabul por parte de los talibanes, que supuso la caída del gobierno afgano, conmocionó a la comunidad internacional en agosto de 2021, provocó una de las mayores operaciones de rescate humanitario de la historia. Después de seis meses, podemos comprender con mayor perspectiva la envergadura social, humanitaria y política de la crisis afgana, y sus graves consecuencias en clave de género. Este año 2022, debe ser el año donde realmente apoyemos y luchemos por los derechos y libertades de las mujeres afganas tanto fuera como dentro del país.
Las mujeres son sin ninguna duda las principales afectadas por la toma del poder del régimen talibán y la restauración de la violencia institucional contra las mujeres. Ellas han desempeñado un papel protagonista en los avances en Afganistán en los últimos 20 años. Cientos de activistas, defensoras de derechos humanos y profesionales afganas se encuentran hoy exiliadas, dispersas por Europa y otros continentes, tras la toma de posesión de los talibanes. Mientras tanto, millones de mujeres y niñas continúan todavía en territorio afgano, obligadas a ocultarse o mantener un perfil bajo por miedo a las represalias, sufriendo continuas violaciones de sus derechos y libertades fundamentales.
Estas mujeres han sido objetivo del régimen talibán por su papel estratégico en la democracia y la comunidad internacional no puede dejarlas atrás.