Massouda Kohistani y Khadija Amin huyeron de Afganistán por miedo a la represión de los talibanes. Se refugiaron en España, donde se conocieron. Kohistani es activista por los derechos humanos y de las mujeres. Tras la toma de Kabul por parte de los talibanes, apoyó a redes de mujeres que querían ser evacuadas y participó en la organización de las primeras protestas de mujeres universitarias. Por su parte, Amin, después de trabajar durante 4 años como periodista para diferentes medios de comunicación afganos, fue presentadora y reportera en los telediarios en Afganistán, hasta que le impidieron seguir trabajando. A diferencia de ellas, la inmensa mayoría de personas no han tenido la suerte de poder abandonar el país y se encuentran aún bajo el régimen talibán.
El pasado 13 de octubre, las dos mujeres participaron en la presentación de Mujeres al frente en Madrid. A continuación presentamos la entrevista completa, en la que nos narran, a través de sus testimonios personales, la dramática situación que está viviendo el país y transmiten una llamada de ayuda a la comunidad internacional: “por favor, no reconozcan a los terroristas talibanes como gobierno”.
La vulneración de derechos humanos y la libertad de las mujeres en Afganistán
Kohistani y Amin, bajo el amparo español, son el rostro y la voz de millones de mujeres afganas. Ambas coinciden en que los talibanes no han cumplido la supuesta promesa de respetar los derechos humanos tal y como anunciaban. Coinciden en que el radicalismo y la crueldad de los talibanes sigue intacto veinte años después y denuncian ataques continuos a la población y, particularmente, a las mujeres, represión a protestas ciudadanas y un férreo control de los medios de comunicación que cercena la libertad de prensa. Piden, ante todo, que la UE y la comunidad internacional no crean en las promesas vacías de los talibanes. Piden que no les reconozcan.
Los talibanes están limitando la libertad y la participación de la mujer en los asuntos públicos. Un retroceso en los derechos que, según ellas, tanto esfuerzo costó conquistar desde la caída del anterior régimen fundamentalista (1996-2001): “Bajo el poder talibán, las mujeres no podemos trabajar, a las niñas no les dejan ir a la escuela. Somos vistas solo como cuidadoras”, afirma Amin.
Kohistani demanda que se proteja a todas aquellas mujeres que, como ella, han tenido que salir del país buscando refugio y a las que permanecen en él sin poder continuar con la vida que llevaban. Agradecida por haber conseguido subir a un avión y salvar su vida, afirma que “las mujeres refugiadas perdemos todos nuestros logros y la posición alcanzada en nuestros países de origen. No somos nada, tenemos que empezar de cero”, y reclama atención a dicha situación y ayudas para recuperar una actividad formal que las dignifique.
Massouda Kohistani, activista por los derechos humanos y de las mujeres. Tras la toma de Kabul por parte de los talibanes, apoyó a redes de mujeres que querían ser evacuadas y participó en la organización de las primeras protestas de mujeres universitarias.
Libertad de prensa y redes sociales en Afganistán
Los medios de comunicación, hoy al servicio de los fundamentalistas, son el centro de la propaganda talibán. En los últimos años, nos explica Amin, “muchos periodistas han estado trabajando por los derechos humanos, por la democracia y el progreso; ahora están siendo amenazados por ello”. La vida de los que no han podido huir del país está en grave peligro.
Para Kohistani, la ideología y el comportamiento de los talibanes no ha cambiado. “Lo que sí ha cambiado son las redes sociales: A diferencia de hace 12 años, los afganos tienen acceso a las redes sociales desde perfiles anónimos con los que poder expresarse con mayor libertad e informarse a través de los medios digitales”, señala.
Khadija Amin, tras trabajar durante 4 años como periodista para diferentes medios de comunicación afganos, fue presentadora y reportera en los telediarios en Afganistán, hasta que le impidieron seguir trabajando
Cómo debe actuar la Unión Europea y la comunidad internacional
Mientras los talibanes siguen pidiendo el reconocimiento internacional, la Unión Europea prevé no reconocer al Gobierno interino de los talibanes en Afganistán, pero sí establecer acciones humanitarias.
Amin recuerda las duras condiciones económicas que atraviesan los afganos, pero advierte que la comunidad internacional no puede cerrar los ojos ante las violaciones de los derechos humanos cometidas por los talibanes ni normalizar la vulneración de los derechos de las mujeres.
Para mantener nuestro compromiso con el pueblo afgano en general, y en concreto con sus mujeres, “la Unión Europea debe organizar una conferencia internacional sobre los problemas de las mujeres afganas, para mostrar cómo de dramática es nuestra situación en Afganistán”, añade Kohistani.