Hodan Sulaman es activista contra la mutilación genital femenina y mediadora intercultural española de origen somalí.
Desde hace 20 años, Hodan Sulaman es una mujer al frente de la lucha contra la mutilación genital femenina y otros tipos de violencia contra las mujeres, como la prostitución o los matrimonios forzosos. Ha colaborado con numerosas ONG y colectivos. Sostiene que no hay que estigmatizar a la población africana, sino concienciar y trabajar por la TOLERANCIA CERO a la mutilación en todo el mundo.
Nacida en Somalia, Hodan Sulaman salió de su país natal junto a su madre y sus dos hermanas siendo una niña, en 1989, tras el estallido de la guerra civil. Tras pasar por un campo de refugiados en Etiopía, se refugió en España, donde vive desde entonces. Actualmente, es Técnica de intervención y mediación intercultural en Médicos del Mundo y presidenta de la asociación de Mujeres Baobab, donde trabaja con mujeres que han sufrido distintas formas de violencias de género.
Hodan es una firme defensora de que la violencia contra las mujeres es un problema de toda la sociedad, aunque quien la sufre en su cuerpo son las mujeres y las niñas. La abominable práctica de la mutilación genital femenina pone en riesgo la vida de las mujeres y de sus hijos durante el parto, así como provoca secuelas en su salud física y psicológica.
Aunque queda mucho por hacer para acabar con la mutilación genital femenina en África, considera que cada vez hay más personas convencidas de ello. Pero, aunque las madres la rechacen, denuncia que ello conlleva que sean repudiadas junto a las hijas a las que quieren proteger, que se ven abandonadas a su suerte. Por eso, además de apostar por los cambios legislativos en los países africanos, considera que es necesario actuar a través de la educación y la sensibilización. Ello incluye a los hombres, los líderes religiosos y las mujeres mayores de las comunidades. Hodan hace mucho hincapié en el trabajo de base con las mujeres, siendo
respetuoso con las supervivientes de mutilación, y su entorno familiar. Además, reclama una mayor dotación financiera, más programas y herramientas, tales como centros de acogida para mujeres que rechazan la mutilación genital; acelerar la concesión de protección internacional para las sobrevivientes que solicitan asilo en España y los países de UE, para que puedan reagrupar a sus hijos lo antes posible, ya que multitud de niñas que sufren el rito de la mutilación mientras que sus padres esperan la resolución de su estatus de asilo en los países de acogida.
La experiencia de la guerra marcó el destino de Hodan Sulaman y el de su familia, que a día de hoy se encuentran en la diáspora en diferentes países africanos, Europa y otros continentes. A pesar de ello, no ha perdido nunca sus raíces. Su madre le enseñó a luchar por los derechos de las mujeres, a pesar de no haber sido nunca activista. Fue una mujer valiente que rechazó la
poligamia, ampliamente extendida en su país, y protegió a sus tres hijas, ofreciéndoles un futuro mejor del que les esperaba.
Su vida le ha permitido comprender los aspectos positivos y negativos de ambas culturas, la africana y la europea. Aprecia la libertad que le ha ofrecido vivir en España y que, en su país natal, le hubiera costado más conseguir, así como muchos valores de su país de origen, como el respeto y la importancia de los mayores, la familia y la comunidad. Todo ello la ha convertido en una mujer excepcional y una gran activista al frente de los derechos humanos y los derechos de las mujeres. En su voz, la frase “Las pequeñas luchas, son grandes” adquiere un gran significado.